I Congreso Internacional "La lectura en contextos universitarios. Un examen pendiente". Cádiz, 21, 22 y 23 de noviembre
La educación lectoescritora es una de las competencias imprescindibles en la formación del individuo. Tal y como ha quedado constatado, algunos resultados arrojan un evidente empobrecimiento de esta competencia en la población en general, a pesar de la generalización del sistema de escolarización. Ello supone no sólo la eliminación de la capacidad crítica y de resolución, sino también una disminución de la empatía, de la capacidad de comunicación y de socialización. Esta formación, además, se abandona o se da por superada en los niveles universitarios, sin tener en cuenta que la educación en lectoescritura debe ser un proceso de continuo aprendizaje, sea cual fuere la esfera profesional en la que se desarrolle. Los ámbitos laborales exigen, cada vez con más frecuencia una capacitación integrada y transversal, capaz de aplicar y “traducir” a distintos ámbitos una competencia lectoescritora especializada y eficaz. A ello debemos sumar el hecho de que la formación de las generaciones más jóvenes va a estar supeditada a la calidad humana y técnica de los profesionales que son, precisamente, los que hemos de formar en este ciclo universitario. Abordar la formación lecto-escritora adscribiéndola a una materia o a una rama de conocimiento concretos es un error que estamos cometiendo sin poner remedio.
El discurso, la capacidad comunicativa y las destrezas para interpretar y comprender son necesarias al traductor, al médico, al jurista, al ingeniero informático, al químico o al periodista, tanto como al filólogo o al maestro. En los últimos años, además, el ámbito digital ha generado nuevos discursos y modos de comunicación y ha impregnado todas nuestras actividades privadas y profesionales. Sepultar este hecho por un exceso de atención hacia la especialización, está provocando fracasos en lo más básico, pues el dominio del lenguaje, de la comunicación, de la comprensión lectora, facilita no sólo el aprendizaje de idiomas o materias, sino, también, el desarrollo de la empatía, de la imaginación y del pensamiento crítico, de la emotividad y de la comprensión del otro. Es así como se destierra la tendencia al aislamiento, a la radicalización o al comportamiento irracional y agresivo. Es necesario por tanto retomar qué grado de competencia tienen realmente nuestros egresados y qué fase de su formación universitaria cubre el entrenamiento especializado en estas destrezas, además de ocuparnos de qué actividades de lectura y producción realizan habitualmente y cómo asimilan, comportan o alternan en ellas la comunicación digital.
Son estas las preocupaciones que motivan la celebración de un congreso como este, que pretende servir de foro para la discusión de los principales problemas que acompañan a la formación de lectores competentes en sus últimas etapas educativas. Una tarea ardua que necesita de profesionales capaces de formar a otros profesionales en dichas destrezas. El cambiante contexto actual, en el que los medios de comunicación, los soportes y los modos de lectura experimentan vertiginosos cambios, hace necesario un esfuerzo por el diálogo y la puesta en común entre expertos en lectura, comunicación y escritura que desarrollan su labor profesional en muy diversos ámbitos para buscar así soluciones mediante las que afrontar los retos que se plantean en la educación de las competencias de lectoescritoras en la universidad. Este congreso se propone reunir a expertos internacionales que han trabajado extensamente en este ámbito, para lo cual se ofrecerán ponencias y paneles en los que se discutir sobre el panorama actual de la lectura en la universidad española, así como posibles planes de actuación que posibiliten la mejora de las competencias del alumnado y del profesorado.