El Horno del Drago (Cáceres).

A la mitad del camino que conduce desde Pozuelo a Santa Cruz de Paniagua, a unos doscientos metros a la izquierda de la vía y en el cerro de la Bardera, hay un enorme peñasco de forma cónica con un apéndice que figura el trozo de un puente, de un solo ojo, que mide tres metros próximamente de elevación por dos de anchura, y de cuya clave pende una enorme argolla de hierro. Subiendo un poco por las sinuosidades de la peña, se ve una caverna medio oculta en las angulosidades de la pizarra, de regular profundidad, denominada El Horno del Drago.

Este drago o dragón era un gigante monstruoso, que tenía la cabeza y brazos de hombre y el resto del cuerpo de basilisco. Cuando sentía hambre, daba unos bramidos tan fuertes, que se oían a dos leguas a la redonda y atemorizaban a los habitantes de la comarca, quienes para aplacarlo llevaban una vaca o varios carneros, que el monstruo mataba y colgaba de la argolla mencionada. Tal presente, que devoraba en crudo, no le duraba más que un día, y al siguiente se repetían los bramos y ofrenda.

Esta voracidad concluyó con la ganadería de la comarca, que entonces empezaba a desarrollarse; y no habiendo reses que engullir, acometió y se zampó a los habitantes de la Alta Extremadura. Cuando dio fin de ellos, bajó a la provincia de Badajoz e hizo lo propio. Luego despobló la Andalucía; y por fin, siempre buscando alimento, pasó al África, de donde no volvió”.

Algunas versiones de la leyenda recopiladas con posterioridad indican que el carnívoro dragón, luego que pasara un tiempo desolando las tierras africanas, regresó a estos lares extremeños, donde murió de inanición al no poderse llevar ya casi nada a la boca. Y apuntan que eran tales sus dimensiones que de sus huesos se hicieron las vigas de prensar de todos los lagares de la comarca. Si sorprendentes son la magnitud de tan monstruoso animal y sus aviesas actuaciones, más prodigioso resulta su origen, ya que el mismo fue engendrado mediante el ayuntamiento de la cueva denominada Horno del Drago y la Peña Picuda, una roca de connotaciones fálicas que se halla en sus proximidades.