Aquí hubiera tamién un encanto ahí arriba, na Pornacal. Taban dos señores guardando las vacas así en un trozo campera, y entonces la movida esa levantóuse aquí, que había una fuente de agua pequeñuca, ya la movida bajaba por aquí, ya entonces pasábase, ya éstos tenían que pasar las vacas a dormir p’aquí pa La Pornacal, pa la braña, y antes de arrancare que viniera a vere a aquellos señores ya que les dijiera que iba bajare hecha una serpiente encima la movida, pero que nun tuvieran miedo que nada lles faía, que nun se acordaran de los santos pa nada ni ninguna cosa, que lles quedaba camín pa todos ya que nun lles pasaba nada, que si non que iba al fondo’l mar, a las arenas más fondas del mare. Y al vela bajare… levántase la movida y ahí baja, ya pasa ya… “¡Ay Dios, Ave María, ya que tal ya que cual!”… ya en eso, entonces [dijo la serpiente]:
– ¡Ay, por vuesa culpa voy al fondo del mar!
La serpiente era un encanto. [Ellos] acordáronse de los santos, claro, nun tenían que acordase de chamar los santos ni nada. Era un encanto decían.