Una vez decían que subía un brañeiro de La Pola, y que se tumbara a echar la siesta a la vera la Laguna Peneirera, ya que cuando se levantara que taba muy peináu. Y entonces no me acuerdo cómo era la cosa, hombre, que se hiciera el durmido ya espués que era una moza que lo taba peinando, que era un encanto.