Hay leyendas vascas que hablan sobre un dragón de siete cabezas que habitaba en una profunda sima de Esukadi y al cual los aldeanos le ofrecían sus hijos jóvenes en sacrificio para no ser asesinados por la bestia. Cuando le tocó el turno a la hija del Señor de aquellas tierras, éste ofreció la mano de la chica y una gran fortuna a quien luchase con el dragón: pero nadie se atrevió a ello y la joven fue escoltada hasta la morada de la terrible criatura.
Por aquel lugar pasaba por casualidad un pastor que, al ver en tal apuro a la hermosa joven y sintiéndose conmovido, decidió enfrentarse él mismo al dragón con ayuda de su fiel perro. Consiguió vencerlo y cortarle todas las lenguas, que envolvió en jirones de tela que había arrancado del vestido de la muchacha.
Gracias a ello pudo demostrar que él había matado al mostruo, pues los soldados que habían escoltado a la doncella habían cortado posteriormente las cabezas del dragón y habían engañado a su señor diciendo que su muerte había sido obra suya.