Cuando la hija del Sacristán de Segovia vende su alma al diablo a cambio de no tener que bajar todos los días a por agua, para ello el diablo debe construir un acueducto en una noche, pero cuando está transportando la última piedra para finalizar la obra, le sorprende el amanecer y queda petrificado constituyendo la roca de granito conocida por Carro del Diablo a la que se accede desde la pista de la Mata o desde el camino de las Eras.