Cuenta una leyenda que la construcción del puente fue muy laboriosa y que, cada vez que acababan las obras, venía una crecida del río y se lo llevaba. Tantas veces se repitió la historia que los obreros decían que parecía cosa del diablo y acabaron llamándole "puente del diablo".
Otra leyenda, también atribuida a este puente, cuenta que el trabajo que los obreros hacían por el día, al llegar la noche venía el diablo y lo deshacía. La gente del lugar empezó a decir que el puente era obra del diablo y de ahí su nombre.