Moura encantada que vive en la fuente de su mismo nombre, situada en unas rocas cercanas al pozo Meimón en el río MIño, en las cercanías de Orense, junto al río Miño.
Viste una larga túnica blanca y es muy hermosa. Según la leyenda, de la que existen numerosas versiones, un hombre recibe el encargo de llevar un envoltorio, sin mirar su contenido, a la fuente y gritar tres veces el nombre de Ana Manana, por lo que sería recompensado. Lo hace así, pero ignorando que su mujer ha abierto el paquete y viendo que era un pan de cuatro picos, se come uno sin decir nada a su marido, que lo entrega a una Moura que sale a recogerlo al oír su nombre. Abre el paquete y el pan se convierte en un caballo blanco al que le falta una pata. Ana Manana le dice entonces que no puede ser desencantada, pero aun así le da una faja de tela para que se la entregue a su mujer cuando esté a punto de parir. El hombre se va, pero por curiosidad de ver cómo le quedará la faja a su mujer, se la ciñe a un árbol que al pronto comienza a arder. En otras versiones, como la recogida por García de Diego, la moura, enfadada por no poder romper el hechizo que la aprisiona, maldice al hombre, que muere a los pocos días.