Ahí más arriba de Perllunes decían que había una culebra muy grande en un pantano, y entonces que salía todos los días con la boca abierta y que tenían que le dar un pan todos los días.
– ¡Galapán, ahí te va el pan!
Porque si nu-y daban aquel pan, la culebra salía y comía al primero que enganchaba. Y entonces ya taban aburríos, porque nun tenían pan pa ellos y tenían que dalo a aquel demonio. Y un día calentaron una rueda de un molín hasta que la pusieron al rojo, ya fueron p’allá con ella, y cuando salió la culebra con la boca abierta…
– ¡Galapán, ahí te va el pan!– que era lo que decían pa que saliera.
Largáno-y la rueda aquella del molín totalmente caliente y quemó.