Presentación y marco del proyecto

 

El proyecto DISEÑO DE CONSULTORÍAS DE LECTURA Y ESCRITURA ACADÉMICAS COMO APOYO INTEGRADO A LA DOCENCIA Y AL APRENDIZAJE UNIVERSITARIOS: fue aprobado por el Ministerio de Educación en la convocatoria de 2011 y en él participan seis universidades de la Red de Universidades Lectoras, coordinadas por la Univesidad de Extremadura.

 

La alfabetización académica es hoy un campo emergente en todas las universidades, que emprenden acciones, a diverso nivel, para desarrollar competencias de lectura y escritura en la educación superior, de forma transversal y para toda la comunidad universitaria.    

 

La investigación iniciada pretende indagar modelos de diseño y funcionamiento de consultorías de escritura académica y multialfabetización para la comunidad universitaria, con la finalidad de fomentar la formación en multialfabetización en el contexto universitario, especialmente entre profesores y estudiantes.

 

Núcleo de la Investigación

  • Existen distintos modelos de abordar la alfabetización académica en los países de nuestro entorno cultural.
  • Un ejemplo es el modelo anglosajón, que funciona en numerosas universidades de  Estados Unidos, U.K., Canadá,  Australia, etc., bajo la denominación de  Centre for Academic Writing o similar; son unidades dentro de cada universidad, que apoyan a los estudiantes para que sepan hablar y escribir académicamente, y que funcionan como auténticas “Asesorías de escritura académica", con un alcance por supuesto transversal, pues se aplican a todos los centros y titulaciones de la Universidad.
  • El núcleo de la investigación es, pues, doble: registrar las prácticas de lectura y escritura en la Universidad y proponer recursos y estrategias encaminadas a la excelencia, lo cual va más allá de establecer “un catálogo de buenas prácticas”, y requiere, como plantea la Estrategia 2015, desarrollar plenamente la función formativa e investigadora de las universidades en el nuevo marco europeo y, a la vez,  “visibilizar” dichas prácticas de forma que los saberes académicos sean útiles y relevantes para las otras dimensiones universitarias, es decir, la difusión y transferencia de conocimiento, y la responsabilidad social universitaria de cara al crecimiento económico y la mejora de la calidad de vida. 
  • A este respecto, es una realidad que los estudiantes leen y escriben deficientemente no sólo en los niveles básicos sino en la enseñanza superior. Sin embargo, todos los estudios otorgan un papel central a la lectura y la escritura en los procesos de conocimiento, de hecho las universidades anglosajonas se ocupan de la alfabetización académica de sus alumnos, con distintas fórmulas, como los “centros” y “tutores de escritura” (estudiantes de grado y/o posgrado, capacitados y supervisados), que reciben las consultas de los alumnos sobre los borradores de sus  trabajos para las distintas materias, a fin de recibir orientación.
  • Necesitamos formar un lector polivalente y experto, que, en el caso de la Universidad ha de manejar tanto las llamadas culturas disciplinares de cada materia/área de conocimiento, como las habilidades generales de carácter lingüístico/retórico que le permitan comunicarse con flexibilidad y precisión. Un lector polivalente se define porque
    • Posee aptitudes para utilizar diferentes formas y estrategias de lectura: lectura silenciosa, lectura en voz alta, rápida, selectiva, colaborativa... (Un lector activo y capaz de adaptar su modo de lectura a su proyecto). 
    • Posee aptitudes para apropiarse de diferentes tipos de textos y escritos. (Textos literarios, científicos, técnicos, descriptivos, argumentativos, etc.). 
    • Es capaz de leer en diferentes soportes: periódicos, enciclopedias, pantalla de ordenador, diapositivas, cine. 
    • Construye proyectos de lectura con motivaciones variadas: leer por placer, por deber, por interés o por necesidad. 
    • Domina o sabe apropiarse de diferentes espacios de lectura: biblioteca, hemeroteca., etc., incluyendo el nuevo espacio virtual que conforman las TIC y, en particular, Internet. Es decir, sabe leer otros lenguajes y formatos de lectura.
  • Un lector experto se diferencia de lector ingenuo (Mignolo:1974) porque
    • Aplica estrategias más eficaces: lectura veloz, lectura por capítulos...
    • Aprovecha el contexto o entorno inmediato de lectura: cuando hay algo difícil se atasca, el lector activo infiere el significado por el contexto del texto.
    • Aprovecha el entorno externo de la lectura, su propia experiencia y conocimientos: por ejemplo, sigue al pie de la letra  el texto, formula conjeturas o predicciones sobre lo que va a pasar, personaliza o relaciona la lectura con sus propias experiencias
  • Por consiguiente, necesitamos servicios de consultoría que aborden estas temáticas, a saber, una alfabetización básica, que perfeccione las habilidades lector-escritoras,  una  alfabetización informacional, que capacite en el acceso y uso eficaz y ético de la información, y  una alfabetización digital, que subyace y fortalezca las anteriores (M. Pinto).  Todo ello confluye en los problemas de la escritura académica y hace necesaria una unidad de consultas que facilite estrategias que le permitan mejorar las prácticas de lecturas y escritura.
  • La incidencia de las redes de comunicación, en especial Internet y los fenómenos asociados,  han reconfigurado el sistema de la lectura y de la escritura como un sistema complejo, con diferentes sectores en interacción: “creación" (escritores, autores), "productivos-distributivos" (industria del libro y de otros materiales de lectura), "instructivos" (en sentido amplio), "clasificadores" (documentación, bibliotecas)  y "consumidores" (lectores).
    En el mundo universitario, se producen fenómenos singulares en cuanto a la creación, circulación y conservación de comunicaciones y documentos. Por ejemplo, mucho del material que se genera en el mundo universitario aparece como opaco o de escaso valor para su difusión (la llamada literatura “gris”), o incluso  se tira pasado un plazo (exámenes, trabajos) sin mayor consideración de la forma en que esta documentación pueda ser relevante. También a menudo prevalece un sentido institucional que da más importancia a la transmisión del saber que a la de generación de ideas y formas de expresión, y por tanto resta espontaneidad y creatividad a los universitarios. Por ejemplo, aprender a usar la lectura y la escritura como habilidades comunicativas, por ejemplo, como un método para explorar ideas no suele ocupar un lugar relevante en los planes de estudio  de las carreras. Además, según los expertos, es falso pensar que la alfabetización académica sea un conjunto de adquisiciones consolidadas desde la Secundaria, un estado básico que se logra de una vez y para siempre, sino más bien un conjunto de competencias en continuo reciclaje, que se va remodelando, tal como hace el lector experto y el “escribiente” experto al adaptar sus “saberes” a retos y tareas nuevas.
  • La Universidad no se suele ocupar de cómo se producen los textos en sus aulas, cuando es indudable que escribir, leer y pensar son procesos inseparables del discurso intelectual. Comprensión de la lectura, producción de textos y conocimiento son caras de un mismo poliedro, que se iluminan mutuamente. Además, leer y escribir son tareas psicosociolingüísticas y de repercusión social, que varía según los contextos, aprendemos a procesar discursos particulares en contextos concretos y podemos intervenir sobre ellos, lo cual confirma la dimensión social de estas prácticas y la posibilidad de aunar formación intelectual y compromiso social.